En esta película Wenders no solo
nos comparte un buen filme, sino también
un poco de su mundo, ese mundo del artista en búsqueda de la creación en torno
al cine y de ésta manera nos hace ver cuál es el proceso para concretar un
proyecto cinematográfico.
Al contrario de las primeras
películas que solían ser completamente mudas, este filme se caracteriza por su
fuerza y belleza audiovisual, impregnada de imágenes y sonidos; pues su
objetivo es poder plasmar a través de sonidos una ciudad, en este caso Lisboa, lográndolo
acertadamente.
La película está nutrida de imágenes
de la ciudad de Lisboa, asi como también de sus largas carreteras, calles,
avenidas, monumentos, su gente, su música, es decir, toda la urbe real de
aquella localidad.
El trabajo cinematográfico tiene
una configuración con una narrativa sencilla donde el sonido juega el papel más
importante, el sonidista suele ser el responsable de dar de cierta manera forma
al filme.
Todo ese buen trabajo audiovisual
aunado a un correcto manejo de cámara es lo que nos presenta Wenders, logrando
una perfección expresiva impecable.
Donde la banda de música participa
son segmentos realmente geniales, los instantes mejor logrados dentro de la
cinta y los que cuentan con una mayor expresividad; que logran romper con la linealidad de algunas
otras secuencias mucho más densas.
Wenders aprovecha para enseñarnos
la importancia que tiene el sonidista en el cine.
PERLA GARRIDO CRESPO